"Basta de echarle la culpa a la luna", per Ruth Eliana Zevallos Balabarca
Poco después de la inquietante ola de calor en Estados Unidos y Canadá, llegando esta última a su temperatura máxima jamás registrada con 49,6 ºC, llegaron las inundaciones en Europa Central y China, demostrando que el cambio climático es más alarmante de lo que muchos creen.
Con centenares de fallecidos y millones de desaparecidos aún en aumento, Bélgica, Alemania y China han sufrido unas de los mayores desastres naturales de la historia. El récord más llamativo ha sido el de la estación de Colonia-Stammheim, donde solían alcanzar alrededor de 95 litros de lluvia en todo el mes de julio, han llegado a sobrepasar los 150 litros en solo 24h y aún así, no llega a compararse con lo que han tenido que enfrentar los ciudadanos de Zhengzhou en China, con 552 litros de agua por m².
Los ríos del centro de Europa no están preparados para las inundaciones, ya que están acostumbrados a que el agua circule de manera suave y no cuentan con las medidas preventivas necesarias para estos casos, a diferencia de España, que a través de la canalización del agua por las ramblas, sus efectos son más concentrados a pesar de ser muy intensos. La falta de protocolos para casos extremos como estos, donde un incremento inusual en la intensidad de la lluvia y su concentración en un breve lapso de tiempo, acabaron la vida de cientos de personas y animales y dejaron innumerables daños materiales que, citando las palabras de un vecino de Tréveris, parece "un campo de batalla, es como si hubiera caído una bomba".
Esta catástrofe ha sorprendido no solo a la población, sino también a los científicos que a pesar de haber precedido un aumento significante de inundaciones, olas de calor, tormentas y demás fenómenos atmosféricos, como consecuencia del cambio climático, jamás llegaron a imaginar que se daría tan pronto y en tal magnitud.
Si bien, el problema empeora cuando la gente decide taparse los ojos ante la realidad y creer que lo sucedido era inevitable, ya que es la misma Luna la culpable del incremento de las precipitaciones. Algo cierto en parte, ya que la Luna se encuentra en su ciclo de amplificación de la marea, pero a esta oscilación sobre la atracción gravitacional de la Luna hay que sumarle el aumento del nivel del mar como resultado del calentamiento global.
Por lo tanto, una vez más, un evento natural y para nada peligroso, vuelve a chocar con los efectos del cambio climático, que gracias a la explotación de los recursos del planeta sin medida y la gran cantidad de gases de efecto invernadero que emitimos, hemos logrado abrir un agujero en la capa de ozono, que ha acabado derritiendo los casquetes polares e incrementando el nivel del mar. Por lo tanto, es indispensable darle la importancia que se merece y asumir nuestra responsabilidad, para evitar daños mayores en el futuro.